Leía el pasado viernes seis de Julio los titulares de portada del periódico santanderino “El Diario Montañés”, que decían en referencia al precio de las hipotecas: “El continuo alza del precio…” . Cuando lo leí, algo chirrió en el área del lenguaje de mi cerebro, donde se desencadenaron una serie de reflexiones gramaticales que, sin la menor intención crítica ni tampoco polémica, paso a exponerles brevemente.
Partamos de un hecho cierto: “alza” es un sustantivo femenino. A los sustantivos femeninos, generalmente, les precede el artículo femenino “la”, excepto cuando comienzan por “a” o “ha” acentuadas, como es el caso. Así, aunque sean palabras femeninas, decimos el águila, el alma, el arma, el agua, etc. Lo hacemos así para evitar cacofonía y dificultad en la pronunciación, además de por otras razones históricas acerca del devenir de las palabras, en las que no vamos a entrar.
Pero, porque cambien de artículo no dejan de ser femeninas, como se ve al hacer la concordancia con el adjetivo; así se dice “agua salada” o “alma santa”, y no “agua salado” o “alma santo”.
Lo que ocurre en castellano es que al interponer un adjetivo entre el artículo y el sustantivo femenino que empieza por “a” o “ha” acentuadas, ya no hay cacofonía ni dificultad de pronunciación, eliminadas por la interposición del adjetivo (u otra partícula), y por tanto el sustantivo femenino recupera su artículo natural, que es “la”. Así decimos, por ejemplo “la santísima alma de María” y no “el santísimo alma de María” o bien “la majestuosa águila real” y nunca “el majestuoso águila real” o bien “la misma agua que riega…” en vez de “el mismo agua que riega…” etc.
Consiguientemente creo que los titulares de portada de ese periódico eran incorrectos. Al interponer el adjetivo “continuo”, la palabra “alza” recupera el artículo femenino “la”, con lo que el titular correcto sería: “la continua alza de precio…”
Como decía al comienzo, no es mi deseo entrar en crítica ni polémica, sino divulgar algunas cuestiones gramaticales curiosas y poco conocidas. Tan poco, que hasta los ordenadores se equivocan con ellas.
Publicado en "El Diario Montañés" como Carta al Director el el 14 de Julio de 2007.
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