Probablemente estén al corriente de la polémica ocasionada por la retirada de una subvención que el Colegio de Médicos venía concediendo a un premio universitario.
El motivo, según indica una carta de la entidad patrocinadora, es la zafiedad y grosería de la publicación “Hojas Universitarias”, uno de cuyos ejemplares ofrece al lector una fea pero desagradable historieta en la que se ilustra la originalísima e ingeniosísima situación impar, jamás antes vista ni oída, del individuo con diarrea que se da cuenta un poco tarde de que carece de papel higiénico.
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El rector de la Universidad, por su parte, hace notar que la publicación la hacen los estudiantes y que, naturalmente, carece de censura.
No quisiera entrar aquí en la polémica surgida a causa de esas hojas universitarias, que, por cierto, hubieran tenido adecuado destino aliviando la penosa situación de su protagonista, pues a pelo va 1a calidad de la hoja con tan humanitarios e higiénicos fines.
Pero sí quisiera hacer notar que lo de menos es, a mi juicio, la polémica en sí misma, sobre la que imagino habrá variadas opiniones y diversos juicios y sentencias. Lo grave, a mi entender, es que los estudiantes, supongo que de nuestra Universidad, expresen calidad tan ínfima, inventiva tan pobre, ingenio tan flaco y elegancia tan menguada como las que las cutres, vulgares y horteras hojas reflejan. ¿No hay ya chispa, gracia, originalidad, categoría, clase, en nuestra juventud universitaria?
Sería mal síntoma, pues indicaría que la Universidad no provee a los estudiantes de las
mencionadas virtudes.
Para mí tengo y desde hace tiempo lo digo, que nuestro cerebro funciona de modo parecido a como lo hacen los llamados "electrónicos", o, por mal nombre “ordenadores”, y que, por infinidad de asociaciones que pueda realizar, sólo refleja la información que se le dio en su momento, que puede devolver elaborada, clasificada y procesada, pero nunca creada de la nada. De donde no hay ideas previas, ningún cerebro saca otra nueva. Por ello entiendo que si la juventud universitaria publica hojas zafias, probablemente refleje la zafiedad de la Universidad y de la sociedad de las que es espejo.
¿Habrá que recordar que el estudiarte de Medicina canadiense W. H. Best descubrió la insulina (con lo que libró a millones de hombres de la ceguera y de la muerte y obtuvo el premio Nobel) antes de terminar la carrera? ¿O las extraordinarias hojas universitarias y similares que se publicaban (a veces manuscritas) en universidades españolas de los años veinte y treinta?
Creo que la época de estudiante es fundamentalmente formativa y receptiva, pero nada impide que sea también creativa, y tal vez sea éste uno de los aspectos educativos más descuidados por nuestra Universidad, en el que no quisiera entrar por ahora.A fin de cuentas y bien mirado, la hoja ¿universitaria? no era tan descabalada. Habla de mierda y de problemas para limpiarla.
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