Esta palabra ha ido cambiando de significado en los últimos tiempos. Hace años, sólo se usaba en su acepción primitiva, derivada de “escaque”, que es el cuadro del tablero de ajedrez o del muy parecido del juego de damas. Escaquear era pues distribuir en escaques; separar y colocar un conjunto de fichas, figuras u objetos en los cuadrados de estos tableros o de otros similares.
La palabra empezó a ser usada por los militares en un sentido algo más amplio, pero dentro de la misma intención, transmitiendo la idea de distribuirse por zonas, de desperdigarse, de deshacer un grupo compacto. Recuerdo muy bien cuando en el campamento de Montelareina, en un momento de la instrucción en que estábamos todos los componentes de la sección apiñados, nos dijo el teniente:
- Ahora vamos a suponer que viene la aviación. Vds. tienen que buscar cobijo procurando que no se les vea desde la altura, así que lo primero es escaquearse, ¡hala, deprisa, a escaquearse¡
Algunos veteranos salieron corriendo y se colocaron cuerpo a tierra debajo de las encinas y carrascas de la loma Geroma, pero la mayoría nos quedamos mas bien parados sin saber muy bien qué hacer. Para muchos la palabra era completamente nueva; la primera vez que la oían.
El teniente insistía:
- ¡Vamos¡ ¡a escaquearse¡ Busquen rápido un escondrijo. ¿No ven que llega la aviación enemiga?
Por lógica tratamos de separarnos, distribuirnos por la zona y mimetizarnos con el terreno. Los dos o tres últimos se llevaron la riña:
- Pero ¿están Vds. tontos? ¿Cómo se quedan ahí de pie, juntos y parados al sol? La aviación les verá de inmediato; son Vds. un blanco perfecto. Busquen al menos una sombra y escaqueense ya mismo.
La mayoría de nosotros, que no teníamos el diccionario a mano, nada recordábamos de los tableros de ajedrez, y mas bien sacábamos la conclusión de que escaquearse debía de ser, más o menos, pasar inadvertido cuando la aviación o el enemigo te busca para nada bueno.
Al atardecer, ya en la tienda, cuando había que llenar de agua el botijo, para lo que había que ir hasta la fuente, distante medio kilómetro, se oían frases como esta:
- Le toca a Juan ir a por agua, ¿dónde está Juan?
- Está ahí escaqueado detrás de la manta
- Eh tú, Juan, no te escaquees que no viene la aviación. Sólo se trata de llenar el botijo. Te toca a ti hoy.
Y así, escaquearse, que era usado con bastante propiedad por los militares en el sentido de distribuirse por zonas (aunque no fueran exactamente escaques) empezó a derivar hacia pasar inadvertido. Naturalmente uno suele desear pasar inadvertido cuando lo que le espera no es muy grato. De ahí al significado actual de eludir tareas “non gratas” sólo hay un paso. Quizá por ello en las últimas ediciones del diccionario ya se recoge esta acepción, que es ahora la más usada. Incluso creo que podríamos ser mal interpretados si, con toda propiedad, preguntáramos:
- ¿Sabes cómo se escaquean las figuras del ajedrez?
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